Beatriz y sus hermanos, quedaron huérfanos en plena Revolución. Beatriz trabajó hasta tres turnos como maestra, para ayudar a su madre y hermanas. Armada sólo de una gran personalidad y su fe, desafió las reglas de su época y envejeció para ser mi abuela. Mi abuelita sabía leerme la mente, confortarme cuando estaba triste, arrancarme una sonrisa con una sorpresa y si me sentía mal, sabía como endulzarme el día — un poco como una mermelada.

Las Mermeladas de Beatriz son un tributo a las mujeres mexicanas: hijas, madres y abuelas que por generaciones han sacado a sus familias adelante y encontrado siempre como sacarnos una sonrisa y endulzarnos el día. Son también un tributo al suelo, fruta y tradición dulcera artesanal michoacanos. Con 75% fruta son un placer saludable.

Elena apenas conoció a su papá. Siendo la más chiquita fue la que pasó más tiempo ayudando a su mamá en la cocina. Creció , tuvo hijos y cuando la situación apretaba hacía milagros para que no faltara nada en la mesa. Ella contaba cómo sus hermanas nunca dejaron de pasarle a dejar huevitos, tortillitas o una bolsa de pan dulce para los niños en los momentos más difíciles.

Cuando ya grande venía a visitar los veranos a Beatriz, todos nos alegrábamos de sus creaciones culinarias: verdolagas con cerdo, papas con chorizo, frijolitos y sobre todo ¡sus polvorones! Nos sentábamos al rededor de la mesa a ayudar a amasar y hacer bolitas. De ahí quizás nuestro amor por las galletas.

Caja de surtido de Húsares, Buñuelos y Polvorenes

$150 / 400 g